Cómo pagar y organizar un viaje II

Hablemos de dinero. ¿Cuánto cuesta viajar? Sinceramente, la respuesta es lo que te quieras gastar.

Vamos a organizar el asunto por temas, viendo uno a uno cómo hacerlo de la manera más económica posible.

DESTINO. Este puede ser el primer punto. El mejor consejo que os podemos dar es que suele ser más barato estar abierto a cualquier opción que buscar un lugar concreto. Así, podemos rastrear ofertas de última hora y encontrar chollos y gangas en internet, que nos llevarán a descubrir lugares que tal vez nunca habríamos pensado visitar. Por ejemplo, hace tres años, acabamos yendo a Cerdeña gracias a una promoción que nos llevaba en ferry, con coche incluido, por bastante poco. De esta manera, recorrimos la isla a nuestro aire en una semana que no hemos podido repetir, básciamente, porque desde entonces, los precios están disparados. Esto nos sirvió para conocer una isla que no entraba en nuestros planes, que nos enamoró, y a la que hemos vuelto, pero de otras formas.

Si ya tenemos decidido a dónde ir, nos centraremos en los siguientes puntos para ahorrar en todos los costes. Y esto significa estar abiertos a todas las fórmulas imaginables, como, por ejemplo, que no siempre el vuelo directo es lo más barato, y hacer escala nos puede hacer ahorrar dinero. Para ello, buscadores de vuelos como Skyscanner son tus amigos.

Por supuesto, intenta huir de los destinos de moda, encarecidos, y masificados (suelen tener mala relación calidad-precio) busca un turismo más próximo al habitante local y a la realidad del lugar que visitas. ¿Qué sentido tiene cruzar un océano para tomar el sol y bañarte en una piscina de un resort estilo europeo,  y con cocina occidental, sin salir del mismo?

VIAJE. Tantea todas las opciones posibles, con sus pros y contras. Y ten en cuenta algo que suele olvidarse. el propio viaje puede ser una buena experiencia. Nos centramos tanto en ir lo más rápido posible de un lugar a otro que no pensamos en disfrutar del trayecto como una parte más de las vacaciones, buscando lugares interesantes donde hacer paradas y descansos.

Un vuelo en línea low cost puede a priori ser barato, pero suele ser incómodo. Operan en aeropuertos pequeños y lejanos, lo que añade gastos y tiempos de transporte, que suelen estar inflados, porque no te queda otra opción. Suelen viajar en horarios difíciles, por lo que tendrás que hacer malabares o dormir en el mismo aeropuerto para coger el vuelo, etc. Por suerte, las líneas tradicionales se han puesto las pilas y suelen tener ofertas y promociones bastante interesantes en sus webs. Échales siempre un vistazo y compara.

A pesar de las aparentes ventajas del avión, nosotros cada vez optamos más por evitarlo, por coherencia, cansancio, incomodidad, y, por qué no decirlo, el cada vez peor trato que reciben los viajeros desde que ponen el pie en la terminal.

El tren es muy buena opción para moverse por España/Europa. Sobre todo si cuentas con beneficios (menos de 26 años, más de 65) o si viajas en grupo. El Interrail ya no es lo que era en cuanto a precios, pero es muy fácil moverte por tu cuenta buscando ofertas en internet. Por ejemplo, la tarifa mesa del Ave, en la que si compras los cuatro billetes, salen a muy buen precio (y si no sois cuatro o múltiplo, no te preocupes, hay grupos en facebook creados para buscar gente que haga el mismo trayecto). Mira siempre en las  webs de las compañías ferroviarias, puedes llevarte sorpesas. Nosotros viajamos de Viena a Melk, un pueblo austríaco a los pies de los Alpes, por 40 euros cada uno (aún nos duelen) y sin embargo, el billete de Viena a Bratislava (capital de la vecina Eslovaquia) nos costó 16. No siempre lo lógico es lo más barato.

El autobús puede ser la opción más económica para ir de A a B, pero es más pesado, sobre todo si haces trayectos largos. A veces, una buena oferta de tren, e incluso de avión, te puede llevar de una ciudad a otra por un precio parecido.

Coche. Si quieres autonomía, o vas a moverte por zonas mal comunicadas entre sí, a veces no queda otra opción. Pero puedes economizar tus trayectos con webs como Blablacar, y amortizar el combustible, además de ayudar a otros que buscan transporte.

Caravana. La opción soñada por todos alguna vez, y muchas otras rechazada por cara. Desde luego, comprarse una no está al alcance de cualquiera pero, y ¿alquilarla por unas semanas? Si los precios de alquiler de empresas no se adaptan a tu bolsillo, tal vez la web de alquiler entre particulares puede ofrecerte la independencia que buscas a un precio razonable, pero aún algo elevado. Ideal para recorrer una zona al detalle, tienes la opción de recogerla en destino si viajas a un lugar alejado y darte el capricho sin necesidad de comprar una.

ALOJAMIENTO. Iremos de más a menos, según precio y gustos.

Hotel, gracias a buscadores como Booking y similares, obtener buenos precios es posible. Aunque siempre es buena idea darse una vuelta por la propia web del establecimiento, a veces tienen mejores ofertas. Atento a las promociones de noche gratis o similares.

Hostal, hostel, pensión. Aunque arrastran fama de cutres, por su pasado, actualmente no hay que dejarse engañar por su nombre, hay muchas tan bien cuidadas que no tienen nada que envidiarle  a los mejores hoteles, y el trato suele ser mucho más cercano, por lo pequeño del alojamiento.

Apartamentos. Además de privacidad, te dan la posibilidad de cocinar en casa, lo que supone un buen ahorro, al menos en desayunos y cenas. Aunque en muchos casos los alquileres son elevados.

Alojamientos rurales de cada zona: hospederías (Aragón) Posadas Reales (Castilla) Casas Rurales,etc. Muy económicas si viajas en grupo y muy recomendables si buscas un trato más cercano y cálido.

Albergue. Si lo que prima es la economía por encima de todo lo demás, el albergue es tu amigo, tengas la edad que tengas. En España seguimos teniendo la imagen del albergue como alojamiento cutre sólo para gente joven, pero viajando descubres cómo conviven (y se respetan) todas las edades en una misma habitación. Tambien debes aprender a leer muy bien el destino y su ambiente, no será lo mismo un albergue en Cancún o Amsterdam que uno en Oaxaca.

Alojamiento gratis. Sí, es posible. Aunque en este caso, al no haber intercambio de servicio por dinero lo consideramos más bien economía social, hacemos una pequeña presentación, empezando por el más evidente: alojarte en casa de un amigo o familiar.  Algo que hacemos mucho cuando somos estudiantes y que luego, nadie sabe por qué razón, olvidamos…

Si no conocces a nadie en el lugar de destino, no te preocupes, está todo inventado: Couchsurfing te pondrá en contacto con personas que abren su casa a visitantes, con el añadido de que podrás conocer la ciudad de mano de sus habitantes. Si te mueves en bici, Warmshowers sigue la misma filosofía, pero para amantes de las ruedas. Con muy poca experiencia, aprendes a buscar gente con la que sabes que vas a conectar, y evitas convivencias incómodas, que también puede darse el caso. Si lo que quieres es pasar una larga temporada en un lugar, Workaway es tu lugar, una web donde buscar alojamiento a cambio de servicios o unas pocas horas de trabajo. También se debe andar con ojo, como en todos lados: una cosa es un intercambio y otra cosa los que buscan trabajadores gratis, que los hay.

VISITAS. Partiendo de que no es obligatorio visitar todo lo que ponga en las guías (y te lo dicen dos amantes de los museos) selecciona bien lo que quieras ver y consulta sus  tarifas y horarios. La mayoría de los grandes museos europeos ofrecen entrada gratuita los primeros domingos del mes, o las últimas horas del día, o algún día entre semana…E infórmate bien. Acude a oficinas de turismo y pregunta al detalle todo lo que quieras saber, e incluso lo que no. Los profesionales que trabajan allí conocen el lugar como nadie, y tienen la información. Así hicimos nosotros una visita guiada gratuita por el centro de la Mérida yucateca o conseguimos un 3×1 en entradas a los mejores museos que visitamos en Viena, y no eran los que aparecían en las guías.

OTROS. Comer. Comida local, siempre. Será lo más rico y barato. Sal de las zonas turísticas y mézclate con la gente. Descubre los mercados, los puestos callejeros (esos de los que nos han metido tanto miedo), la cocina y la gastronomía autóctona y casera. El bufett del hotel puede estar muy bien, pero jamás hemos encontrado los sabores que hemos descubierto en la calle. El mejor café que hemos tomado en la vida fue en Lisboa, por 20 céntimos, en un bar de barrio lleno de parroquianos. Tampoco habríamos descubierto nunca el pepián, huaraches (con asiento, por supuesto), pupusas, tacos de res, chapulines, tamales, nopal, mil tipos de salchicas del norte de Europa, tartiflette, boudin, andouille…

Pregunta e investiga, nunca sabes qué te puedes encontrar: visitas teatralizadas, apps gratuitas de rutas, locales que te pasearán gratis por sus rincones y garitos favoritos…Y si necesitas más, o información concreta sobre un tema que te interese (historia, arquitectura, arqueología, etc) acércate a la biblioteca local, por diferentes razones. Porque no lo hace nadie, y te atenderán encantados. Porque encontrarás la mejor información para visitar la zona, sin necesidad de comprarte una guía en cada destino que visites, y evitarás ir a los mismos lugares que todos. Porque aprenderás y comprenderás mejor la cultura, historia, evolución y desarrollo de la comunidad en la que estás inmerso, y eso hará de ti un verdadero viajero.

 

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