Cinco Villas, Aragón Slow Driving

Las Cinco Villas eran el lugar que, por una razón u otra, nunca visitábamos. Siempre estaba pendiente en nuestra lista, siempre era candidata para una escapada, y siempre se quedaba fuera, pese a estar tan cerca de casa.

Pero hace unas semanas lo decidimos: queríamos un plan tranquilo, un viaje para disfrutar desde el momento en que saliésemos por la puerta, sin madrugar, sin el agobio de aeropuertos y  horarios, sin que el viaje fuese un peaje a pagar, sino el motivo mismo de hacerlo. Y así, cogimos el hotel en un arrebato nocturno de último momento y al día siguiente, después de desayunar e improvisar una maleta, emprendimos el camino.

Conocíamos más o menos el itinerario, habíamos estado por una parte de la zona en moto, recorriendo carreteras tranquilas, pueblos de sosiego y paisajes de verdad. Lugares que deseas que sigan siendo poco conocidos, para evitar que acaben siendo explotados, en ese egoísmo que tenemos los que vivimos tranquilos en el mundo rural.

Salimos de casa sin prisa. Primera parada, Ayerbe. La plaza, la torre del reloj y lo que para nosotros es un imprescindible: el Centro de Ramón y Cajal, una figura fascinante, una mente que se adelantó al siglo XX. Un Nobel de altura.

Después, una de nuestras carreteras favoritas, hasta Santa Eulalia de Gállego, cruzando el río por su puente de hierro. Nos encanta, como el que cruza el Embalse de la Peña.

Puente Santa Eulalia de Gallego

Poco a poco nos fuimos adentrando en la sierra de Santo Domingo, y llegamos, curveando tranquilamente, hasta  Fuencalderas, el primer pueblo de las Cinco Villas para nosotros, y Biel.

Biel_Cinco_Villas

Por fin, a la hora de comer, llegamos a Uncastillo, donde habíamos reservado un par de noches en un capricho de alojamiento. Aunque somos de alojamientos sencillos, incluso de couchsurfing, a veces apetece algo especial. Esta era la ocasión, y el lugar no pudo ser mejor.

La Posada Uncastillo

Una vez instalados, y ya en nuestra salsa (de piedras, se entiende), dedicamos la tarde la a pasear por el pueblo, declarado Conjunto Histórico desde 1966: seis iglesias románicas, los restos del castillo,  la judería, incluyendo algunos pasajes/callizos, parte de la sinagoga, la lonja y el trazado urbano medieval…

Uncastillo

Uncastillo_de_noche

La mañana siguiente la dedicamos a visitar un lugar que nos apetecía mucho, y que recomendamos: el yacimiento Romano de Los Bañales. De la mano de Pedro, uno de sus arqueólogos, recorrimos durante más de dos horas sus rincones, repasamos la historia de cada fase del yacimiento, de su pasado, presente y futuro. Como siempre os contamos, somos un poco especiales con las visitas guiadas,  no resulta fácil encontrar alguna que nos guste, pero esta nos encantó. Somos ese tipo de gente a la que nos gusta que la visita a un lugar así nos la haga un  historiador o historiador del arte, que sepa y tenga base para resolver dudas y crear contexto. Los carnés de guías nos parecen una soberana tontería, y se demuestra a menudo (tal y como nos pasó la tarde anterior visitando la judería de Uncastillo, una pena).

Los Bañales_domus_acueducto

visita_Los_Bañales

Tras echar la mañana entera pateando el yacimiento, y la cerveza de rigor, nos fuimos a Sádaba con la intención de pasar allí la tarde. Es, tal vez, la más decadente de las cinco villas históricas, así que decidimos seguir conduciendo sin rumbo, y acabamos sin pretenderlo en Castilliscar.

Sádaba

La última jornada estaba prevista en Sos del Rey Católico, que nos pareció más un escenario que otra cosa. Pese a ser festivo y haber bastante gente, muchas de las casas estaban cerradas a cal y canto, y las pocas que tenían la puerta abierta era porque albergaban un negocio. Sin duda, la escultura a Berlanga tiene más significado de lo que parece… Viendo el plan, salimos corriendo de allí hasta Luesia, y emprendimos la vuelta parando de nuevo en Biel.

Berlanga en Sos del Rey Católico

Y como hace poco se presentaba la web Slow Driving Aragón,  (o cómo conducir por malas carreteras y denominarlo «turismo con encanto», porque si no estás acostumbrado, igual no lo disfrutas tanto) y tal vez has acabado aquí buscando información sobre la ruta de los castillos, que es, precisamente, la que recorre de manera más amplia la zona, estos son nuestros imprescindibles:

  • Ayerbe: C.I. Ramón y Cajal.
  • Biel: croquetas y quesadillas en El Caserón (si te quedas sin sitio para comer, como nos pasó a nosotros).
  • Visita guiada al Yacimiento de Los Bañales. No lo veas por tu cuenta, no entenderás ni un 10% de lo que tienes delante.
  • Uncastillo: Duerme (y cena) en La Posada. Come en Uncastelum.

 

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