Teruel es una provincia desconocida y una auténtica joya en bruto. Además de la capital (aquí puedes ver nuestro fin de semana en Teruel) tiene un buen número de pueblos para enamorarse. Posiblemente sea la provincia de España con más localidades incluidas en la asociación Los Pueblos más Bonitos de España y, como nos pilla no muy lejos de casa, aprovechamos siempre que podemos para escaparnos por allí, especialmente por la parte de la provincia que se conoce como el Bajo Aragón Histórico:

Alcañiz es la principal población de la zona,y es un buen punto de partida, aunque si vas a estar varios días, te recomendamos que vayas cambiando tu alojamiento, para evitar idas y venidas innecesarias. Además, así disfrutarás de algunas casas rurales que son puro amor. Si eres aficionado al motor, la conocerás por su legendario circuito urbano, el «Guadalope» y por el actual, «Motorland». Si te apetece ir, pero el barullo de Moto GP te echa atrás o se escapa a tu presupuesto, que sepas que hay actividades durante todo el año, mucho más económicas o incluso gratuitas, y sin aglomeraciones. Una visita a su web te sacará de dudas.
Pero también tiene su propia historia. El Ayuntamiento, con su porche y arcadas apuntadas tan típicas en la zona, te darán buena idea de lo que irás viendo. Justo bajo la plaza, entrando por la Oficina de Turismo, se accede a los neveros, un entramado de galerías y bóvedas que recorren el subsuelo y que se usaban para abastecer de hielo y nieve a los habitantes de la zona. Hay una ruta por diferentes pueblos que los han recuperado denominada «Las Bóvedas del Frío».
Desde la misma oficina, además, podréis visitar uno de los refugios usados durante la Guerra Civil y conocer la historia del bombardeo de Alcañiz, uno de los más duros y sangrientos del conflicto, aunque apenas se conozca.
El castillo de los Calatravos hoy acoge el Parador de Turismo y, en verano, es el escenario del Festival de Artes Escénicas. No te vayas sin probar las tapas y el vermouth del Hotel Guadalope; nosotros ya no pasamos por allí sin hacer la correspondiente paradita.
A partir de aquí, las posibilidades son muchas, tantas como pueblos hay por la comarca. La recomendación: perderse por carreteras entre olivares, una de las señas de identidad de la zona (si te gustan las aceitunas, estás en el paraíso), por vías secundarias donde abundan las motos y las caravanas. Recorridos tranquilos y sin grandes grupos, sólo parejas o amigos, a veces solos, recorriendo esa parte de una de las provincias más despobladas. Podrás parar en cualquier mirador, ermita, yacimiento o lugar que te interese, sin seguir ningún mapa o guía.
Puedes elegir cualquier carretera y descubrir un itinerario con los pueblos que van apareciendo a tu paso. Y así, visitar Calaceite…
Cretas… (Por cierto, aquí se encuentra el Centro de la Lengua Íbera).
Valderrobres, mucho más conocido y turístico…
O La Fresneda, por poner un ejemplo.
También puedes seguir la Ruta de los Íberos, uno de nuestros últimos descubrimientos por allí, y eso que le teníamos ganas desde hace tiempo. Se trata de una red de yacimientos señalizados y abiertos, junto a diferentes centros de interpretación por varios pueblos, que te acercarán hasta el pasado más desconocido de nuestra historia: los pueblos que habitaron esta parte de la península antes de la invasión romana. Su metalurgia y alfabetos sorprenden por avanzados y complejos, rompiendo el concepto que tenemos de la Protohistoria y sus pueblos, a medida que se avanza en el descubrimiento y análisis de los datos arqueológicos. Y, también hay que decirlo, a medida que van cayendo las redes de expoliadores y «coleccionistas» privados.
Y aunque cualquier época del año es buen momento para descubrir la provincia, acércate si tienes ocasión en Semana Santa, y vívela como lo que es aquí, una celebración al ritmo de los bombos y tambores. Algunas «rompidas», como la de Calanda, son abiertas a cualquiera que llegue a la plaza con el hábito puesto y el tambor al hombro, aunque siempre de forma respetuosa, eso sí . No te asustes, poco tiene que ver con la religión, aquí la pasión se interpreta de otra manera.

Por descontado que estos son los días más turísticos del año en la zona, sobre todo jueves y viernes, pero si no tienes prisa y puedes esperar hasta el domingo (de Resurrección, hablando en términos de la Semana Santa), verás unos pueblos transformados, en el que toda la masificación de los primeros días se ha convertido en un momento en el que sólo quedan «los de casa», en una especie de despedida colectiva, en la que muchos se separan con la misma fórmula: «Hasta el año que viene, hermano». Y entonces, sientes la verdadera emoción.